Aldi, un joven indonesio de 18 años, trabajaba en un rompong (balsa de pesca con una cabaña encima) atado frente a la isla de Sulawesi. Se encargaba de vigilar la lámpara que servía para atraer a los peces. En julio de 2018, una tormenta rompió las amarras; y como la balsa no tenía motor ni remo, Aldi quedó a la deriva durante siete semanas. Para sobrevivir bebía agua de mar, la cual filtraba empleando su ropa, y comía el pescado que atrapaba con sus propias manos.

Durante esas largas semanas Aldi vio pasar, sin detenerse, más de diez barcos. Finalmente logró transmitir un mensaje con un pequeño radio que un amigo le había regalado. Su mensaje llegó al capitán de un barco panameño, el cual acudió para salvarlo. A pesar de su debilidad, Aldi pudo saltar al agua, agarrar una escalera de cuerda lanzada desde ese barco, ¡y así ser salvo!

Cuando le preguntaron cómo había podido mantener el ánimo, Aldi admitió que varias veces había pensado en lanzarse al mar para aliviar su sufrimiento y angustia. Pero en seguida aclaró que lo que lo había sostenido era un consejo de sus padres que le venía constantemente a la cabeza: «Cuando estés desesperado, ora».

Aldi no tenía gran cosa en su balsa, pero tenía una Biblia. «Sin la oración y la lectura de la Biblia, no habría sobrevivido», dijo.

Al ser interrogada, su madre explicó que cuando el jefe de Aldi les dijo que el joven había desaparecido, lo encomendaron a Dios y oraron mucho por él.