1. ¡Todo es un invento!

¡No! No salió de la imaginación. Dios no fue creado por los hombres y a su imagen. Fue él quien creó a los hombres a su “imagen” y semejanza; luego se reveló a ellos, directamente o a través de los profetas, y especialmente en la persona de Jesucristo.

La Biblia es un libro coherente. Aunque sus numerosos autores vivieron en épocas diferentes, ofrece una perfecta unidad en su mensaje. Los textos del Antiguo Testamento anuncian la venida de Jesucristo, tal como se expone en el Nuevo Testamento.

Los discípulos de Jesús anunciaron el Evangelio. Guiados por el Espíritu Santo, relataron los hechos de los cuales fueron testigos, y las propias palabras de Jesús. Jesús hizo milagros, predicó el amor al prójimo, murió para expiar nuestros pecados, resucitó y subió al cielo… Antes de partir, les dijo que anunciaran que él daría la vida eterna a todos los que creyeran en él. Ellos cumplieron su misión con gran convicción, algunos arriesgando sus vidas.

2. ¡Es creer en un Dios injusto!

¡Esta idea es falsa! Pero, dirá usted: ¿Por qué Dios permite el sufrimiento, la enfermedad, las catástrofes, tanto para los buenos como para los malos? La Biblia dice que el sufrimiento y la muerte son la consecuencia de nuestra desobediencia. ¿Por qué nos atrevemos a juzgar a Dios, en lugar de escucharlo? Dios nos ha hablado por su Hijo, quien efectuó la purificación de nuestros pecados muriendo en la cruz (Hebreos 1:1-3).