Dos amigos estaban hablando sobre la fe cristiana.
–Según usted, ¿su religión es la única? Por lo que veo, ¡es exactamente lo contrario! El cristianismo está totalmente dividido. En el pasado las guerras religiosas desgarraron a los cristianos, y ahora hay innumerables iglesias y sectas independientes que dicen basarse en la Biblia.
–Es cierto, pero yo no hablo de una religión, sino de un hombre, Jesús, el Hijo de Dios. Él es mi Salvador y el Salvador de todos los cristianos del mundo. No se trata de pertenecer a tal o cual grupo o escuela de pensamiento, sino de creer en Jesús, de tener una relación viva con él.
–Todo el mundo cree cierto número de cosas. En este ámbito, más que en cualquier otro, se encuentra todo tipo de opiniones. Solo hay que escuchar a los medios de comunicación, hay para todos los gustos.
–Tal vez, pero solo hay una fe que salva. Es la fe que consiste en creer a Dios; no en creer solo en su existencia, sino en creer lo que él dice en la Biblia.
–Pero cada uno interpreta la Biblia como quiere.
–No, el mensaje de Dios es muy claro. Pero si usted se ciñe a las opiniones actuales, seguirá en la incertidumbre. Si quiere conocer la verdad, pida a Dios que le ilumine. Jesús prometió: “Todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá” (Lucas 11:10).
“En ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (Hechos 4:12).
Génesis 48 – Mateo 27:32-66 – Salmo 22:16-21 – Proverbios 9:7-9