«Nací en África del norte, pero crecí en Francia. Era musulmán, pero en realidad era ateo. Me apasionaba la música, tocaba muchos instrumentos y componía canciones.
Un día el director de la compañía que publicaba mis canciones me propuso escribir una comedia musical. Cuando salí de allí, empezó a llover; entonces me refugié bajo un cobertizo y pensé en dicha propuesta. Era el pórtico de una iglesia. Entré, y mi mirada fue atraída por la imagen de un hombre que sostenía un cordero en sus brazos; en la parte inferior del cuadro se hallaban estas palabras: “El buen pastor da su vida por sus ovejas”. Pensé: “¿Qué clase de persona estaría dispuesta a dar su vida por los demás?”. Le pedí a la persona que estaba allí que me explicara el cuadro. Me dio los cuatro evangelios. Fue así como llegué a escribir un musical sobre la vida de Jesús, pero no se pudo llevar al público, pues era un tema muy controvertido.
¡No importaba, Jesús se había convertido en mi vida! Dejé de beber y fumar. Ya no quería pasar las horas en los bares o ir de fiesta; en cambio, quería volver a África del norte para hablarle a mi esposa de Jesús, quien había entrado en mi vida. Ella también se sintió atraída por la persona de Cristo, quien había respondido a sus oraciones. Ahora, juntos, servimos al Señor y componemos canciones en bereber, árabe y francés, para la gloria de Dios».
Génesis 47 – Mateo 27:1-31 – Salmo 22:12-15 – Proverbios 9:1-6