La historia de Job está llena de lecciones útiles para todo creyente que sufre. En particular nos enseña que:
– La prueba también puede alcanzar a un creyente fiel, cuya vida de fe Dios conoce y aprecia. La prueba no es sinónimo de castigo.
– Satanás es un adversario malvado y temible. Aprovecha nuestros momentos de debilidad o desánimo para atacarnos y despertar en nosotros dudas o rebeldía contra Dios. Sugiere que Dios está en contra de nosotros, que no nos quiere y que nos trata injustamente. El objetivo de Satanás siempre es hacernos perder nuestra confianza y sumisión a Dios.
– A veces utiliza personas que están a nuestro alrededor, y que no siempre nos entienden.
– Dios
– Dios nunca nos azota arbitrariamente. Mide todo con cuidado y fija límites a Satanás, los cuales él nunca puede sobrepasar. Dios tiene el control de todo, ¡y nos ama! No se complace en vernos sufrir, y solo permite la prueba “si es necesario” (1 Pedro 1:6).
– Dios es “muy misericordioso y compasivo”. Tan pronto como la prueba ha cumplido su propósito, le pone fin. ¡Que podamos conocerlo mejor!, esta es la meta de Dios. La prueba no durará más de lo necesario.
“Tú has probado mi corazón… me has puesto a prueba, y nada inicuo hallaste; he resuelto que mi boca no haga transgresión” (Salmo 17:3).
Nehemías 9 – Juan 11:1-16 – Salmo 119:25-32 – Proverbios 26:1-2