¿Cuál es la diferencia entre el cristianismo y las religiones? Estas últimas insisten en que hay que seguir una enseñanza, adoptar una filosofía, realizar unas obras. El cristianismo nos orienta hacia una persona, a la que debemos conocer; no se trata de «hacer», sino de creer en Jesucristo.
Zoroastro, Buda o Mahoma no liberan del mal, y su mensaje no tiene poder para transformar radicalmente nuestra vida. La fe cristiana conduce a Cristo, quien tiene el poder para salvarnos y darnos la vida eterna. Jesús no solo trae un mensaje de parte de Dios, sino que él mismo es el mensaje. No solo proclama la verdad, sino que declara: “Yo soy… la verdad”. No se limita a mostrar un camino, sino que dice: “Yo soy el camino”. No solo abre nuevas perspectivas, sino que dice: “Yo soy la puerta”.
Ser cristiano no significa solo seguir una enseñanza, practicar ciertos ritos o incluso hacer el bien; es recibir a Jesús como el mensaje supremo de Dios. Aceptar a Jesús es confiar en él, abrirle las puertas de nuestra vida y de nuestro corazón. Por supuesto, también es recibir sus palabras tal y como las relatan los evangelios. No podemos decir que acogemos a alguien si nos negamos a escucharlo. Por eso es importante leer los evangelios con oración y confianza, pidiendo a Dios que nos acerque más a Jesús y nos ayude a creer en él.
“Jesús entonces les dijo: Si vuestro padre fuese Dios, ciertamente me amaríais; porque yo de Dios he salido, y he venido; pues no he venido de mí mismo, sino que él me envió” (Juan 8:42).
Jeremías 38 – 1 Corintios 13 – Salmo 104:1-4 – Proverbios 22:24-25