Alguien dijo: «Los líderes de las grandes religiones han dado mensajes, enseñado doctrinas, mostrado una forma de vida… Pero sus vidas no siempre fueron en consonancia con sus enseñanzas.
¡Pero Jesús es diferente! Su andar siempre correspondía a sus palabras.
– No solo enseñó una palabra, sino que él es el Verbo, la Palabra (Juan 1:1).
– No solo proclamó la verdad, sino que declaró: “Yo soy… la verdad” (Juan 14:6).
– No solo mostró un camino, sino que dijo: “Yo soy el camino” (Juan 14:6).
– No abrió nuevas perspectivas, sino que afirmó: “Yo soy la puerta” (Juan 10:7).
– No solo habló de la resurrección, sino que dijo: “Yo soy la resurrección y la vida” (Juan 11:25).
– No solo ofreció el pan de vida, sino que él mismo es el pan vivo que descendió del cielo (Juan 6:51).
Esta es la razón por la cual ser cristiano no consiste tanto en seguir una enseñanza, sino en tener un encuentro con Jesús».
¿Conoce usted a Jesús? ¿Se ha apropiado de este “pan de vida”, creyendo que él pagó su deuda con Dios y tomó el castigo que usted merecía? Así es como se recibe la vida eterna. De lo contrario el sacrificio de Cristo no le servirá de nada. Pero si cree en él, Jesús será tan indispensable para su alma como el alimento material lo es para su cuerpo.
Levítico 11:29-12:8 – Romanos 8:18-27 – Salmo 66:1-7 – Proverbios 16:15-16