Los discípulos de Jesús lo siguieron y vieron su poder, su corazón lleno de amor, su determinación a seguir su difícil camino a pesar de la oposición de muchos, especialmente de los fariseos, quienes estaban decididos a matarlo (Mateo 12:14). Un día Jesús les preguntó: “¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?” (Mateo 16:13). Ellos respondieron: “Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías, o alguno de los profetas” (v. 14). A pesar de sus enseñanzas y de los milagros que hacía, pocas personas habían comprendido que él era el Mesías, el Hijo de Dios. Entonces Jesús involucró directamente a sus discípulos y les preguntó: “Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?” (v. 15).
Haciendo estas preguntas, ¿Jesús quería conocer la opinión de cada uno de los que le rodeaban? ¡No! Pero interpeló a los discípulos, como lo hace hoy con cada uno de nosotros: «¿Quién soy yo para ti?». Pedro respondió: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente” (v. 16). Esta era la verdadera respuesta, confirmada en otro lugar por Jesús: “Salí del Padre, y he venido al mundo” (Juan 16:28).
¿Usted lo cree? ¿Cree también que después de haber sido crucificado, Jesús resucitó y ascendió al cielo, como lo relata el evangelio? La persona de Jesucristo, el Hijo de Dios, es el fundamento sobre el cual se edifica la Iglesia, el conjunto de los que creen en él. Sin Jesús, el Hijo de Dios, no hay salvación, ni gracia, ni perdón.
Para usted, ¿quién es Jesús?
Isaías 49 – Marcos 7:24-37 – Salmo 52 – Proverbios 14:33-34