La Buena Semilla: Lunes 20 Mayo
Lunes
20
Mayo
(Dios dijo:) No te desampararé, ni te dejaré; de manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré lo que me pueda hacer el hombre.
Hebreos 13:5-6
El pelotón de ejecución

Eduardo estaba en una cárcel de un país totalitario; había sido injustamente acusado de un crimen y condenado a muerte. Nadie había creído en su inocencia. Cada noche unos soldados irrumpían en la celda y llamaban a algunos presos. Luego se oían disparos: era el pelotón de ejecución. Eduardo tenía veintiún años de edad, no quería morir. Una noche, cuando angustiado esperaba su turno, notó que un pequeño libro cayó del bolsillo de su vecino de celda: Nuevo Testamento y Salmos. Lo abrió al azar en el Salmo 23 y leyó: “El Señor es mi pastor; nada me faltará”. ¿Existiría verdaderamente un Dios que quisiera cuidar de él? Toda la noche, cautivado, leyó el libro. En la mañana el joven, muy confiado, se puso de rodillas para hablar sencillamente a Dios. Comprendió que si debía morir, Jesús estaría cerca de él: -Mi Salvador era inocente cuando murió en la cruz; él pagó por mis pecados, se dijo Eduardo. Mi alma irá en paz para encontrarle, para ser eternamente feliz.

Por eso, cuando los guardias vinieron a buscarlo, se levantó recitando interiormente el Salmo 23 para darse ánimo: “Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo”. Pero sencillamente se le anunció el arresto del verdadero criminal; él, Eduardo, estaba libre. Estupefacto, pensó entonces en este Libro maravilloso. Sí, Dios lo liberó del peso de sus pecados y a la vez de la prisión. Eduardo fue transformado. Aquel que le habló por medio del Libro sería su compañero de camino para siempre.

Joel 3 – Marcos 15:1-20 – Salmo 60:6-12 – Proverbios 15:27-28