Sí, Jesucristo es el “camino” hacia Dios. No pensemos que podemos llegar a Dios por nuestras buenas intenciones, nuestros esfuerzos perseverantes o nuestras buenas obras.

Esto no es posible. Solo podemos entrar en relación con Dios por gracia, por medio de la fe. No es obra nuestra, es un don de Dios: solo la gracia soberana de Dios puede librarnos de su justo y legítimo juicio.

¡Es una muy buena noticia!

Entonces, recíbala con gratitud, y diga conmigo: sí, creo:

– que la Biblia es un fundamento sólido para mi fe y mi esperanza, porque es la Palabra de Dios,

– que Dios es el Creador de todas las cosas y que yo no soy producto del azar,

– que nada en la tierra puede saciar mi sed de verdadera felicidad,

– que he hecho mal, sin embargo, Dios me amó tanto que dio a su único Hijo, Jesucristo, para llevar en mi lugar el juicio que yo merecía,

– que solo hay salvación en Jesucristo, y que no hay otro nombre bajo el cielo por medio del cual pueda ser salvo.

Aceptar esto lo llevará a una eternidad de felicidad cerca de Dios, pero rechazarlo lo conducirá a una eternidad de desgracia lejos de él. ¡Vale la pena aceptar el don de Dios!

“Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía” (Hebreos 11:3).