El Señor está cerca: Lunes 11 Diciembre
Lunes
11
Diciembre
El fruto del Espíritu es amor.
Gálatas 5:22
El matrimonio y el “fruto del Espíritu” (1)

El fruto del Espíritu es un modelo bíblico para el matrimonio. Cuanto más progresen los esposos en la manifestación de este fruto del Espíritu, más fuerte y hermosa será su unión.

Amor. Dios no amó al mundo con el objetivo de recibir amor a cambio -en lugar de eso, Dios dio: “De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito” (Jn. 3:16). Si mostramos amor con el propósito de recibir amor a cambio, entonces eso no es amor, ni es la forma en que Dios nos ha amado. El egoísmo y la indiferencia son los dos problemas más comunes en el matrimonio:

(1) Un cónyuge está enamorado de sí mismo.

(2) Un cónyuge es indiferente.

Marido, ¿ama a su esposa? Esposa, ¿ama a su marido? ¿Aman a su cónyuge hasta el punto de estar dispuestos a sacrificarse por él, como Cristo amó a la Iglesia y se dio a sí mismo por ella? (Ef. 5:25). ¿Están dispuestos a renunciar a algunos o a todos sus intereses, tiempo, amigos, actividades favoritas y/o placeres para darle a su cónyuge el mayor placer y felicidad? ¿Ha intentado alguna vez averiguar qué es lo que hace feliz a su cónyuge? Si sabe que a su esposa no le gusta cierta actividad, ¿estaría dispuesto a renunciar a ella total o parcialmente para complacerla? Pero, se preguntará: “¿Y qué si soy el único que da?” -En primer lugar, tiene que estar más atento al poco amor que le muestra su cónyuge, y demostrarle que lo aprecia. Sin embargo, incluso si esto no produce una reacción, todavía puede tener el glorioso privilegio de amar y dar como lo hizo Cristo: ¡él murió por los impíos y por sus enemigos (Ro. 5:6-10)!

“No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos” (Gá. 6:9). Sin duda alguna, Dios tiene recompensas especiales para quienes dan constantemente sin recibir nada a cambio.

P. L. Canner