Este capítulo 3 ofrece muchos detalles interesantes sobre la reconstrucción del muro. Nos da una idea de la precisión con la que Dios registra las actividades de cada uno en su pueblo. Registra no solo lo que se hace, sino, lo que es más importante aún, cómo se hace. A Dios le gusta ver a su pueblo trabajando junto. Leemos una y otra vez las expresiones: “junto a él”, “tras él”, “junto a ellos”. Cada uno tenía un trabajo particular que hacer, pero al mismo tiempo todos trabajaron juntos.
Dios toma nota de los que trabajaron, señalando a ciertas personas con una mención especial. Las hijas de un gobernador trabajaban junto con su padre (v. 12). Perfumistas, orfebres y comerciantes participaron en este trabajo al que no estaban acostumbrados. Muchos trabajaron, pero se especifica que un hombre llamado Baruc reparó “con todo fervor”. Los tecoítas hicieron reparaciones, aunque sus principales no se sometieron al servicio de su Señor. Luego estas personas continuaron con esfuerzo y repararon otro tramo. Se menciona a algunas personas que repararon un segundo tramo.
Muchos repararon un tramo que pasaba frente a sus casas. Pero se menciona particularmente que Eliasib, el sumo sacerdote -aliado de Tobías, uno de los líderes enemigos (Neh. 13:4-9) –, no reparó el tramo que pasaba frente a su propia casa; alguien más lo hizo. Por otro lado, Eliasib reparó la puerta de las ovejas, pero no le puso sus cerraduras y sus cerrojos, cosas que eran imprescindibles para su seguridad (v. 1).
¡Qué conveniente es enseñar lo importante y necesaria que es la separación, pero también hacer uso uno mismo de esta verdad práctica en nuestras familias!