Un acaudalado terrateniente británico mandó colocar un cartel en su propiedad, firmado por él mismo, en el cual decía: «Lord Crowe estará en su despacho el primer día de marzo, desde las nueve de la mañana hasta el mediodía, para borrar totalmente las deudas de todos los que le deben dinero y no pueden pagar». ¡El anuncio sorprendió a muchos! La gente se agrupó frente al cartel, discutió, dudó, se burló…
El día señalado, a la hora señalada, Lord Crowe se sentó en su escritorio. Todo el mundo había acudido a su casa, pero nadie se atrevía a entrar por miedo al ridículo. Una pareja decidió entrar. Lord Crowe, acompañado de su mayordomo, los recibió amablemente. El mayordomo les dio un paz y salvo por todas sus deudas, luego los llevó a una sala contigua y exigió que no salieran hasta el mediodía.
Afuera, la gente seguía esperando. Solo cuando la pareja salió, con el recibo en la mano, todos quisieron entrar. Pero ya era mediodía, y por lo tanto demasiado tarde.
Esta historia puede provocar risas… pero en realidad ilustra la manera como muchas personas responden a la oferta de perdón y salvación que Dios propone. Para beneficiarse de ella, solo se necesita creer en Jesucristo. Cada uno de nosotros tiene una deuda con Dios debido a nuestro estado de percador ante él. Dios ofrece su perdón a todos. Pero su oferta debe ser aceptada por cada persona, individualmente. Y “si no creéis… en vuestros pecados moriréis” (Juan 8:24).
Jueces 2 – Apocalipsis 2:18-3:6 – Salmo 139:13-18 – Proverbios 29:15-16