El mundo actual cuenta con una red muy compleja de medios de comunicación: radio, televisión, teléfono, internet, todo ello retransmitido por cables submarinos y satélites. Los hechos y las noticias se transmiten instantáneamente de un extremo a otro del planeta. Así los hombres y sus dirigentes difunden sus pensamientos y opiniones, proponen su filosofía de vida e imponen sus decisiones, tanto buenas como malas.
La gente a nuestro alrededor suele comentar estas noticias, a menudo en los mismos términos que los que han escuchado en los medios de comunicación.
¿Y nosotros, los cristianos? ¿Nuestra forma de pensar se basa en una u otra fuente de información? A menudo estas fuentes son contradictorias, y a veces incluso engañosas.
Escuchemos más bien otra voz, una que vale la pena ser escuchada y creída: la voz de Dios. Podemos escucharla leyendo la Biblia; el Espíritu Santo que habita en nosotros nos ayuda a entenderla. Nos muestra que Dios tiene el control sobre todos los hechos que sacuden el mundo. Su Palabra permite al cristiano situar el presente en relación con la eternidad. Los hombres creen que pueden hacer su propia voluntad y lograr sus objetivos, pero Dios tiene todo en sus manos. Podemos estar seguros de que él tendrá la última palabra, tanto para su gloria como para la felicidad de los que han escuchado y obedecido su Palabra.
“Tu palabra es la verdad” (Juan 17:17).
Jueces 1:1-21 – Apocalipsis 1 – Salmo 139:1-6 – Proverbios 29:11-12