Durante la Revolución francesa, a finales del siglo XVIII (18), la política de la descristianización pretendía desterrar la idea del «Dios de la Biblia»: las cruces fueron destruidas, las fiestas religiosas y ciertos cultos fueron prohibidos… Hoy en día, la descristianización de un país significa que cada vez hay menos personas verdaderamente cristianas en ese lugar. Así sucede en muchos países.
La pregunta que Cristo hizo nos interpela: “Cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?”.
Jesús sabía que no todos creerían en el Evangelio. Lejos de creer, el mundo se apartará cada vez más de Dios, hasta que él intervenga para juzgarlo. Solo se salvarán los que hayan creído en Jesús. Estos son “sus escogidos”, los “que claman a él día y noche”, y él no “tardará en responderles”.
¿Con quién tiene Dios paciencia? Con la humanidad en su conjunto, que se niega a creer. Ella sigue su camino sin tener en cuenta a Dios, rechaza su gracia, es indiferente, a veces incluso es hostil a los creyentes. ¡La paciencia de Dios es grande, pero pronto terminará! Un día Cristo volverá como Salvador para los que creen en él, y como Juez para los que lo rechazan.
“¿Hallará fe en la tierra?”. La pregunta esencial para cada uno de nosotros es: ¿Creo en el Señor Jesús como mi Salvador?
“Por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó” (Hechos 17:31).
Jeremías 31:1-20 – 1 Corintios 6 – Salmo 101:5-8 – Proverbios 22:8-9