La Buena Semilla: Jueves 18 Julio
Jueves
18
Julio
¿Quién podrá entender sus propios errores? Líbrame de los que me son ocultos. Preserva también a tu siervo de las soberbias… Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti, oh Señor, roca mía, y redentor mío.
Salmo 19:12-14
Una meditación agradable ante Dios (3)
Salmo 19:12-14

Cada uno puede asombrarse contemplando la naturaleza y percibiendo su mensaje (principio del salmo 19). El que recibe la Palabra de Dios también descubre su perfección; es conducido a la fe (parte central del salmo). Pero cuando esperaríamos hallar expresiones de alabanza al final del salmo, vemos que se habla de errores, faltas, pecados… ¿Por qué?

Al principio las hermosas reflexiones sobre la creación son generales, para todos los hombres. Luego la Palabra nos interpela más directamente, porque el testimonio solo es recibido por el que lo escucha, y quien al final se denomina “tu siervo”. Ahora este tiene una relación con Dios por medio de la fe: le sirve, le adora.

Por eso el autor del salmo se dirige directamente a Dios, rogándole: “Líbrame”, “guárdame”. Ruega al Señor para que lo ilumine respecto al mal. Piensa en sus propios errores, en sus posibles desvíos, en sus errores “ocultos”. La Palabra le ha revelado su pecado, pero también le ha mostrado que Dios perdona y limpia al creyente.

Luego pide a Dios que lo guarde de las faltas voluntarias, asociadas al orgullo. El mal está presente, a su alrededor, e incluso dentro de él; sabe que debe ser guardado para que el mal no lo domine.

Por último, ora a Dios, no como una petición, sino como una meditación que el Señor puede recibir. Se dirige a Aquel a quien ahora conoce como su “roca”, en quien puede confiar, y su “redentor”, el que le da la libertad.

(fin)

Números 28 – Lucas 6:20-49 – Salmo 85:1-7 – Proverbios 19:20-21