Tatiana Goritcheva (antigua profesora de filosofía marxista) escribió a una de sus amigas hace unos años: «Si alguien me pregunta qué significa para mí mi conversión, qué he descubierto a través de ella, y cómo ha cambiado mi vida, puedo responderle simple y brevemente: ¡significa todo! Ella cambió todo en mí y a mi alrededor. Mejor dicho: empecé a vivir cuando conocí a Dios».

En otro lugar Tatiana escribió:

«Estaba cansada, y habiendo perdido casi todo interés… hacía mis ejercicios de yoga… Hasta entonces nunca había orado, no conocía ninguna oración. Uno de los manuales de yoga sugería hacer un ejercicio con el“Padre nuestro”, la oración del Señor. Empecé a leerlo sin expresión, automáticamente. Sin embargo, después de leerlo unas seis veces, de repente me sentí muy emocionada. No solo mi mente, sino también todo mi ser, comprendió que Dios existe, ese Dios vivo y personal, que me ama a mí y a toda la humanidad. Ese Dios que creó el mundo y que por amor se hizo hombre en Jesús, que fue crucificado y luego resucitó. El»misterio«del cristianismo, la verdadera vida y mi lugar en ella se me reveló en un segundo. ¡Fui realmente salva!

Todo cambió en mí… No solo rechacé todo lo que había sido valioso para mí, mis ideales, sino que fue como si mis viejos hábitos y temperamento también me hubieran abandonado. Finalmente, mi corazón también se abrió y empecé a amar a la gente, a comprender sus sufrimientos y el plan divino para cada uno».