El hombre hace grandes esfuerzos para desentrañar el misterio de su origen. Esta búsqueda es legítima, pero tropieza con los límites de la mente humana. ¿Cómo puede la criatura descubrir todos los secretos del Creador?
El cristiano no conoce todos los detalles acerca de la formación del universo. Pero la inteligencia le permite discernir que todo lo que existe tiene necesariamente un Creador infinitamente sabio y poderoso. Dios le lleva a comprenderlo mediante la fe. Con poder y autoridad, Dios dio una orden y el hecho tuvo lugar. El cristiano cree lo que Dios dice porque lo conoce y confía en él, como un niño confía en sus padres.
El libro de Génesis en la Biblia no describe en detalle la historia de la formación del universo. Dios nos da una descripción adaptada a nuestras mentes limitadas para que comprendamos el propósito que se ha fijado: estar rodeado, en la eternidad, de criaturas felices, capaces de conocerlo, así como su gloria y su amor.
En la primera línea, la Biblia dice: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra”, y continúa diciendo: “La tierra estaba desordenada y vacía”. No se nos revela lo que pudo ocurrir entre este comienzo y el caos que siguió. Pero hay una declaración clara y simple: en el principio creó Dios. Luego vienen los detalles de la forma actual de la creación, lo que concierne al ser humano en la tierra, lo que necesitamos saber. No esperemos entenderlo todo; aceptemos por la fe lo que Dios nos dice en la Biblia.
Números 19 – Lucas 1:57-80 – Salmo 80:8-19 – Proverbios 19:3-4