Un oficial del ejército era muy popular por su humor y su facilidad de expresión. Entretenía a toda la compañía con sus alegres bromas, que provocaban grandes carcajadas. Su lista de ideas parecía inagotable. En su compañía, las horas pasaban volando. Durante un evento social, nuevamente fue el más brillante y divertido de todos los invitados. Sin embargo, la mañana siguiente fue encontrado muerto en su cama: se había disparado con un revólver. Entonces, la gran alegría que durante tantos años había mostrado ante los demás, ¿era solo una fachada?

La alegría superficial puede convertirse rápidamente en tristeza. A veces la risa no es más que una máscara para una persona que anhela la verdadera paz y el gozo, pero no los encuentra. El único medio para obtener la paz del corazón y del espíritu es Cristo, el Salvador y Señor. A los que ponen su fe en él, les da un gozo y una paz que nada ni nadie les puede quitar.

El Señor Jesús dijo: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mateo 11:28). Antes de dejar la tierra para ascender al cielo, animó a sus discípulos, diciendo: “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo” (Juan 14:27).

“Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado” (Salmo 32:1).