Un diccionario lo define como «alguien que tiene fe en Jesucristo y ha recibido el bautismo».

El nombre de cristianos fue dado por primera vez a los seguidores de Jesús en Antioquía (Hechos 11:26). Por medio de su conducta y sus palabras ellos demostraron su vínculo con Jesucristo. Así, “cristiano” significaba originalmente «seguidor de Cristo».

Hoy en día, a menudo el término “cristiano” se utiliza para designar a una persona, «practicante» o no, que ha recibido el bautismo cristiano, pero sin ser necesariamente un discípulo de Jesús, o que ni siquiera cree en él. Se puede ir a la «iglesia», hacer obras de caridad, involucrarse en una comunidad cristiana, pero no tener fe en Jesucristo. Entonces no se es un cristiano en el sentido bíblico de la palabra.

El mismo diccionario define la fe como «la adhesión total de una persona a un ideal que la supera, a una creencia religiosa, la confianza absoluta que uno pone en alguien o en algo». Tomémonos, cada uno, el tiempo de reflexionar: ¿Tengo realmente fe, una confianza plena en Jesucristo? ¿Creo que él es el Hijo de Dios, que vino del cielo para sufrir en nuestro lugar el juicio que nosotros merecíamos? ¿Creo que realmente ha resucitado y que pronto volverá para llevar a los suyos a la casa de su Padre? Solo esta fe puede convertirnos en verdaderos cristianos.

Y observemos también que “sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan” (Hebreos 11:6).