Jesús “vio dos barcas que estaban cerca de la orilla del lago; y los pescadores, habiendo descendido de ellas, lavaban sus redes. Y entrando en una de aquellas barcas, la cual era de Simón, le rogó que la apartase de tierra un poco; y sentándose, enseñaba desde la barca a la multitud. Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar.

Respondiendo Simón, le dijo: Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado; mas en tu palabra echaré la red.

Y habiéndolo hecho, encerraron gran cantidad de peces, y su red se rompía… Viendo esto Simón Pedro, cayó de rodillas ante Jesús, diciendo: Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador” (Lucas 5:2-8).

Este texto de la Biblia nos habla a todos:

– Si usted no conoce a Jesús personalmente, también puede descubrir quién es él. Su bondad y el despliegue de su poder produjeron fe y arrepentimiento en Pedro. La actitud de este discípulo muestra que reconoció a Jesús como el Hijo de Dios.

– Si somos discípulos de Cristo, como Simón Pedro, quizá la Palabra del Señor también nos dé órdenes sorprendentes, difíciles de entender… Aunque seamos incomprendidos o criticados por nuestros allegados, ¡mantengámonos firmes! Si seguimos una orden clara del Señor, “en tu palabra”, nunca nos equivocaremos al actuar. Obedezcamos tranquilamente, sin razonar, la palabra del Maestro. Él quitará los obstáculos y aprobará a quien ponga su confianza en él.