El creyente ora; Dios escucha y responde. A veces responde incluso antes de que oremos por el asunto, a veces mientras estamos orando… Otras veces la respuesta tarda horas, días, semanas o años.
– El siervo de Abraham fue a buscar una esposa para Isaac entre los parientes de su amo. Oró a Dios para que le mostrase la joven destinada para Isaac. Antes de que terminara la oración, la joven que Dios había escogido estaba de pie ante él (Génesis 24:15). ¡Dios respondió mientras el siervo aún estaba orando!
– Nehemías, el copero del rey Artajerjes, estaba sirviendo vino cuando el rey le hizo una pregunta. Su futuro dependía de la respuesta que diera al rey. Entonces dirigió una breve y silenciosa oración a Dios, pidiéndole sabiduría y ayuda. Dios le dio una respuesta inmediata y el rey reaccionó favorablemente.
– Los creyentes se habían reunido y estaban orando por el apóstol Pedro, quien había sido encarcelado (Hechos 12:5, 13). Pero Dios envió un ángel para liberarlo, y Pedro llegó a la casa mientras ellos oraban.
Dios conoce de antemano las oraciones que le vamos a dirigir y prepara la respuesta para el momento oportuno según su sabiduría. Confiemos en él; su paz guardará nuestros corazones y nuestros pensamientos en Cristo Jesús (Filipenses 4:7).
Levítico 15 – Romanos 11:25-36 – Salmo 68:7-14 – Proverbios 16:25-26