El Señor está cerca: Jueves 26 Septiembre
Jueves
26
Septiembre
Los que sembraron con lágrimas, con regocijo segarán. Irá andando y llorando el que lleva la preciosa semilla; mas volverá a venir con regocijo, trayendo sus gavillas.
Salmo 126:5-6
Siembra y cosecha

Es maravilloso darnos cuenta que estas palabras se aplican verdaderamente al Señor Jesús, quien vino al mundo y fue “despreciado y desechado entre los hombres, Varón de dolores, experimentado en quebranto” (Is. 53:3). Lucas menciona que cuando el Señor Jesús “llegó cerca” de Jerusalén, a días de su crucifixión, vio la ciudad y “lloró sobre ella, diciendo: ¡Oh, si también tú conocieses, a lo menos en este tu día, lo que es para tu paz! Mas ahora está encubierto de tus ojos” (Lc. 19:41-42). ¿Derramó esas lágrimas en vano? ¡Oh, no! Aunque casi inmediatamente después de esto, Jerusalén fue culpable de rechazar y crucificar a este fiel y bondadoso Señor. Sin embargo, esa misma crucifixión ha sido el medio de despertar y salvar muchas almas preciosas. En un día venidero, el Señor traerá consigo sus gavillas, libres del cautiverio del pecado y del cautiverio de la Ley, para su alabanza y gloria por la eternidad (2 Ts. 1:10).

¿Tenemos el mismo espíritu que nuestro Maestro, compartiendo esos profundos sentimientos de su corazón por aquellos que se han alejado de él? ¿Oramos e incluso lloramos por aquellos que están perdidos y pereciendo? Si, con esta actitud de fe y amor, salimos y presentamos a otros el Evangelio de la gracia de Dios, podemos tener absoluta confianza, basada en la verdad de la Palabra de Dios, de que en el futuro volveremos con regocijo, trayendo nuestras gavillas.

Observe las palabras en nuestro versículo: “Irá andando… el que lleva la preciosa semilla”. El sembrador en Mateo 13:4-9 esparció su semilla en toda clase de terrenos. Algunas cayeron junto al camino y las aves se las comieron; otras cayeron en lugares pedregosos y no echaron raíces; otras cayeron entre espinos y fueron ahogadas; y otras cayeron en buena tierra y dieron fruto. Nosotros también podemos hacer lo mismo, y algunas de esas semillas darán fruto para él.

L. M. Grant