Hasta ahora hemos considerado tres revelaciones que le fueron dadas a Pablo: el mensaje del Evangelio, el misterio de Cristo y la Cena del Señor. Ahora consideraremos el arrebatamiento de los creyentes para encontrarse con el Señor “en el aire” (v. 17).

El apóstol Pablo les estaba diciendo a los tesalonicenses que no se entristecieran como los incrédulos a causa de la muerte de sus seres queridos, pues estos vendrían con Cristo cuando él venga en gloria (1 Ts. 3:13; 4:14). Pero ¿cómo podía ser esto posible si ya habían muerto? Pablo responde a esta pregunta “en palabra del Señor”. Al decir esto, no estaba refiriéndose a alguna profecía del Antiguo Testamento o alguna otra porción de la Escritura, sino que estaba a punto de transmitirles una revelación especial que el Señor mismo le había dado con respecto a este asunto. Este mensaje dado a Pablo revela que va a haber un arrebatamiento de los creyentes, tanto vivos como muertos. Entonces, Pablo procedió a desplegar esta revelación en los versículos 15-17, explicando que los creyentes que han muerto serán resucitados antes de que los creyentes vivos sean arrebatados, y que no los precederían, porque el Señor descenderá del cielo “y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos… y así estaremos siempre con el Señor” (vv. 16-17).

Pablo describe esta venida del Señor por los creyentes (tanto muertos como vivos) utilizando el término “arrebatados”, de allí que hablemos de “arrebatamiento”. Esta palabra nos presenta la idea de “arrancar de repente, con fuerza”. El Señor Jesús nos arrebatará repentina y poderosamente fuera de este mundo. Así que esta revelación, la palabra del Señor a Pablo, nos muestra que Jesús vendrá primero a por los suyos. Pero esto sucederá para que podamos volver con él cuando se manifieste en gloria. ¿Está usted esperando la venida de Cristo?