El Señor está cerca: Lunes 16 Diciembre
Lunes
16
Diciembre
Porque nunca faltarán pobres en tu tierra; por eso te ordeno: Con liberalidad abrirás tu mano a tu hermano, al necesitado y al pobre en tu tierra.
Deuteronomio 15:11 NBLA
Bienaventurado el que piensa en el pobre; en el día malo lo librará Jehová. Jehová lo guardará, y le dará vida; será bienaventurado en la tierra.
Salmo 41:1-2
El cuidado de Dios por los pobres

En las Escrituras vemos claramente cómo Dios se preocupa por los pobres y quiere que su pueblo también se preocupe por ellos. El Señor Jesús dijo a sus discípulos: “Siempre tendréis a los pobres con vosotros, y cuando queráis les podréis hacer bien” (Mr. 14:7). Él mismo se hizo pobre (2 Co. 8:9). No vino a nacer en una familia acomodada en este mundo, sino una que era pobre, tal como lo demuestra el hecho de que para la purificación de María ellos ofrecieron un “par de tórtolas”, que era la opción para quienes no tenían lo suficiente para un cordero (véase Lv. 12:1-8). Además, Jesús creció en la despreciada aldea de Nazaret como el “Hijo del carpintero”.

En el versículo de Deuteronomio citado hoy, Dios le dijo a Israel, su pueblo terrenal, que siempre habría pobres en la tierra, y les enseñó cómo quería que los trataran. El justo Job, que vivió antes que Abraham, o tal vez fue uno de sus contemporáneos, dijo: “Yo libraba al pobre que clamaba, y al huérfano que no tenía quien lo ayudara… Padre era para los necesitados” (Job 29:12, 16 NBLA). Los pobres siempre estuvieron -y siguen estando- en peligro de ser oprimidos y maltratados por los ricos de este mundo. Seamos cuidadosos en la forma en que los consideramos y actuamos hacia ellos.

Podemos ver la consideración de Dios hacia los pobres en la ley de la siega de la tierra (véase Lv. 19:9-10). En lugar de dejarlos desempleados y con subsidios, él les proporcionó una forma de ganarse la vida para ellos y sus seres queridos trabajando con diligencia en los rincones no cosechados de la tierra. Los magníficos resultados de tal provisión los vemos expuestos en el libro de Rut.

Eugene P. Vedder, Jr.