No todos los creyentes tienen la feliz seguridad que brinda la verdad de que la justicia de Dios es para todos los que creen. Algunos no la conocen, mientras que otros, debido a su negligencia en el caminar, contristan al Espíritu y oscurecen los ojos de su entendimiento y fe. También hay diferentes tipos de fe, desde “poca fe” hasta gran fe y “plena certidumbre de fe”. Pero el más débil en la fe no es menos justificado, ni menos considerado justo, que el más fuerte en la fe.
No recibimos el perdón, la justificación y la santificación en diferentes momentos. Al recibir a Cristo crucificado, resucitado y glorificado para salvación, lo recibimos todo al mismo tiempo. Somos purificados, justificados y santificados por su sangre. Esta es la porción presente del creyente más débil en Cristo. Pero para disfrutar personalmente de esta maravillosa gracia, debemos permanecer en el Señor Jesús por fe. Algunos creyentes no tienen mucha fe y conocimiento de Dios (quizás porque no meditan diariamente en las Escrituras, con oración), por lo que dudan y temen al escuchar que tienen vida y justicia en Cristo. Aunque creen en Cristo para el perdón de los pecados, se retraen al creer que Dios ha hecho que Cristo sea para ellos “sabiduría, justificación, santificación y redención” (1 Co. 1:30). Sin embargo, pierden mucho gozo y fuerza para el servicio, y a menudo están llenos de pensamientos sombríos y angustiosos. Dudan y temen porque no miran directamente a Cristo a la diestra de Dios y no creen en la Palabra infalible de Dios, la cual les asegura su plenitud y seguridad en el Salvador glorificado de los pecadores.