El Señor está cerca: Miércoles 14 Agosto
Miércoles
14
Agosto
Después me mostró un río limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero. En medio… y a uno y otro lado del río, estaba el árbol de la vida.
Apocalipsis 22:1-2
Cristo, el río de la vida y el árbol de la vida

La vida de los creyentes es ciertamente vida eterna, pero también es una vida dependiente. No es una vida aparte de Cristo. El “río” y el “árbol” son símbolos que, muy benditamente, presentan a Cristo ante nuestras almas. Él es quien sustenta la vida que da. Así, el apóstol Pablo puede decir: “Vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.” (Gá. 2:20). ¡Ay!, puede que mantengamos débilmente nuestra mirada en Cristo y, por consiguiente, vivimos de manera débil la nueva vida que poseemos. En el día de gloria, la nueva vida será sostenida y disfrutada plenamente.

Notemos también que el río de la vida es “resplandeciente como cristal”. Todo pequeño reflejo de Cristo que veamos los unos en los demás nos ayudará a sostener esta nueva vida; pero en nosotros la corriente queda a menudo contaminada y enlodada por las cosas de la tierra, y refleja poco de Su belleza, pero en él es resplandeciente como el cristal. De hecho, él es deseable (Cnt. 5:16 NBLA).

Si esta vida en nosotros es una vida dependiente, entonces también será una vida fructífera. Si Cristo es el río de la vida de quien bebemos para sustentar la vida, él es también el árbol de la vida del que nos alimentamos para que nuestras vidas puedan dar fruto. Incluso ahora, si, como la esposa del Cantar de los Cantares, nos sentamos bajo su sombra, descubriremos que su fruto es dulce a nuestro paladar, y permaneciendo en su amor daremos fruto según reflejemos sus excelencias, aunque en menor medida. El propósito eterno de Dios es que los creyentes encuentren en Cristo a Aquel que sustenta la vida, y que hace hermosa la vida con la belleza que él ha puesto en nosotros. Si este es su propósito para nosotros en gloria, es su deseo para nosotros ya ahora. Muy pronto será nuestra porción eterna.

Hamilton Smith