El Señor está cerca: Martes 26 Septiembre
Martes
26
Septiembre
Viendo la multitud, subió al monte; y sentándose, vinieron a él sus discípulos. Y abriendo su boca les enseñaba.
Mateo 5:1-2
El sermón del monte

En el (comúnmente conocido como) el Sermón del Monte, nuestro Señor no estaba predicando el evangelio, sino que estaba estableciendo los principios de su reino, los cuales deben guiar las vidas de todo los que profesan ser sus discípulos. En otras palabras, esta es la ley del reino; y sus fieles súbditos se deben caracterizar por el cumplimiento de esta ley, mientras esperan el día en que el Rey sea revelado. En todo momento, se nos muestra que existe oposición a la autoridad de Cristo, pero quienes reconocen su autoridad son llamados a manifestar el mismo espíritu manso y humilde que Él mostró durante los días de su humillación aquí en la tierra.

Para el hombre natural, este sermón no es una forma de vivir, sino más bien un motivo de condenación; pues establece un estándar tan elevado que ningún inconverso puede alcanzarlo. Todo aquel que lo intente pronto se dará cuenta de su completa incapacidad. Las mentes más agudas de la tierra han reconocido que el Sermón del Monte es la enseñanza ética más elevada para los hombres, y han alabado sus santos preceptos, aun cuando se dan cuenta que son incapaces de vivir según sus estándares.

Así como la justa exigencia de la Ley se cumplió en nosotros, los que andamos conforme al Espíritu (Ro. 8:4), así también los principios establecidos en este sermón encontrarán su expresión práctica en las vidas de aquellos que buscan andar como Cristo anduvo. No nos corresponde relegar esto al remanente judío o a los discípulos antes de la cruz, aunque es aplicable a ambos. Necesitamos recordar que, aunque somos un pueblo celestial, poseemos responsabilidades terrenales, y estas nos son definidas en el más grande de todos los sermones predicados sobre la conducta humana.

H. A. Ironside