– Señor, usted que es evangelista, dígame cómo encontrar la paz interior.
– Solo Jesucristo puede dársela.
– La he buscado desde hace 10 años, y estoy dudando cada día más.
– Su situación es anormal, porque Jesús declara: “La paz os dejo, mi paz os doy” (Juan 14:27), y usted parece no encontrarla.
– He escuchado a los más célebres predicadores, he seguido a los mejores evangelistas, he leído numerosos libros, y siempre me siento decepcionada.
– Muy bien, pero le aconsejo otra cosa. Vuelva a su casa y cierre la puerta tras sí. Usted no necesita especialistas, ni tantos libros, sino un solo libro: la Biblia. Lo que usted necesita es tener un encuentro personal con el Hijo de Dios. Piense en esa mujer que tocó el manto del Señor Jesús. Como ella, ábrase un camino en medio de la multitud y vaya a Jesús mismo. Entonces entrará en contacto directo con la fuente de la luz y del amor. Como esa mujer, usted necesita postrarse a sus pies, confiar en su gracia, escuchar y aplicarse esta maravillosa palabra del Salvador: “Hija, tu fe te ha hecho salva; ve en paz, y queda sana de tu azote” (Marcos 5:34). Entonces hallará el reposo y la paz.
Al día siguiente, el evangelista vio un rostro radiante en esa mujer: por fin ella había encontrado al Salvador y había hallado la paz en él.
Jueces 19 – Apocalipsis 20 – Salmo 148:1-8 – Proverbios 31:1-7