¿Cómo leer e interpretar la Biblia? ¿No se dirige solo a especialistas, sean historiadores, exegetas, teólogos o arqueólogos… ?
¿Tiene un mensaje para cada uno de nosotros? ¡Por supuesto que sí! ¿Un mensaje personalizado? Sí, porque la Biblia es la Palabra de Dios y está dirigida a cada una de sus criaturas. No hace un llamado a nuestro conocimiento, sino a nuestro corazón y a nuestra conciencia. Por ello nos concierne a todos, pequeños y grandes. Basta con tomar el lugar de aquel que, reconociendo su pequeñez ante Dios, se deja enseñar. Jesús declaró a Dios, su Padre: “Escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños” (Mateo 11:25). Y un profeta escribió: “Oíd, cielos, y escucha tú, tierra; porque habla el Señor” (Isaías 1:2).
La Biblia, compuesta por textos que fueron escritos hace miles de años, siempre es actual. Ella es la revelación que Dios da de sí mismo y de sus proyectos con respecto a los hombres. No es un libro de historia, de ciencia ni de moral. Ella sondea los corazones y resuelve la cuestión del bien y del mal. La Biblia nos explica por qué somos pecadores, por qué estamos condenados, y nos presenta el único medio para ser reconciliados con Dios: Jesús, quien murió en la cruz y resucitó.
La Palabra de Dios es viva y tiene el poder de actuar en nosotros, si la creemos. Podemos estar seguros de que, si la leemos con sinceridad, Dios se dará a conocer a nosotros.
Isaías 41 – Marcos 4:1-20 – Salmo 49:16-20 – Proverbios 14:19-20