El Señor está cerca: Martes 26 Marzo
Martes
26
Marzo
Daniel propuso en su corazón no contaminarse con la porción de la comida del rey, ni con el vino que él bebía; pidió, por tanto, al jefe de los eunucos que no se le obligase a contaminarse.
Daniel 1:8
Influencia piadosa de otros creyentes

Cada creyente tiene la responsabilidad de ser una influencia buena y piadosa para quienes le rodean. A través de nuestro ejemplo y testimonio, debemos ayudar a otros a obtener una mejor comprensión de Jesucristo y el camino para seguirlo. Según el relato bíblico del profeta Daniel, él fue un hombre que usó su influencia con mucha sabiduría. Su testimonio constante causó un impacto no solo en sus amigos, sino también en cuatro reyes y sus reinos.

Daniel estaba profundamente convencido de que cada palabra de las Escrituras era verdadera. Por consiguiente, se negó a comer la comida de la mesa del rey, pues la ley prohibía comer lo que se ofrecía a los ídolos (Éx. 34:15), y la idolatría era una práctica común en Babilonia. El compromiso de Daniel con Dios le hizo vencer el temor al castigo que recibiría por rechazar la comida real.

El Señor honró la convicción de Daniel, concediéndole el favor de hombres influyentes en el reino. Dios también les dio, a Daniel y a sus amigos, sabiduría y entendimiento que les fueron útiles para desempeñar cargos como funcionarios reales, posiciones que les garantizaban que su influencia piadosa se extendiera por todo el reino.

Probablemente, muy pocos de nosotros tendremos la oportunidad de influir en reyes o gobernantes. Sin embargo, nuestro ejemplo puede tener impacto positivo en nuestro lugar de trabajo o en nuestro vecindario, o incluso a través de las generaciones. Al igual que en el caso de Daniel, una influencia piadosa está arraigada en la convicción de que la Biblia es la Palabra de Dios, y no palabra de hombres (véase 1 Ts. 2:13). Si nuestras convicciones no están fundamentadas en los principios bíblicos, entonces nuestro testimonio no será consistente ni coherente. Si ese es el caso, correremos tras nuestras preferencias en lugar de apegarnos a los principios de la Palabra de Dios. Por lo tanto, el compromiso de permanecer fundamentados en la Palabra de Dios no es negociable.

Tim Hadley, Sr.