La adicción, palabra tan actual, describe una necesidad repetida e irreprimible de hacer o consumir algo, a pesar de los esfuerzos por evitarlo. La adicción puede incluir muchas cosas (alcohol, juego, pornografía, drogas…), y siempre esclaviza y hace infeliz a su víctima.
Sin citar literalmente esta palabra, la Biblia hace alusión a ella con términos como: esclavitud (Juan 8:34; Romanos 6:16-20), enredándose (2 Pedro 2:20), etc. La sociedad, especialmente la comunidad médica, la ve como una «patología mental», pero el cristiano adopta el punto de vista dado por la Palabra de Dios: Satanás siempre trata de mantener al hombre esclavo del pecado, y de degradarlo, para hacerlo infeliz. Utiliza muchas tácticas sutiles y engañosas, que a menudo son difíciles de detectar. ¡Estemos atentos!
Un mal hábito que debemos abandonar, una relación que debemos terminar… Satanás empieza por adormecer nuestra conciencia, para tentarnos mejor. A menudo descubrimos nuestro estado de esclavitud demasiado tarde, cuando ya estamos atrapados. No confiemos en nuestras propias fuerzas, pidamos ayuda al Señor. Él puede liberarnos de la trampa de la adicción. Jesús derrotó a Satanás, y aún hoy quiere y puede librarnos, darnos la victoria y hacernos felices.
“Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros. Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros” (Santiago 4:7-8).
Ezequiel 41 – 1 Pedro 4 – Salmo 45:10-17 – Proverbios 14:1-2