Un problema en las redes eléctricas había paralizado una región durante varias horas. No había luz, ni calefacción, los ascensores estaban bloqueados… Las consecuencias podrían ser graves… Los progresos de la ciencia y la tecnología nos han dado un confort nunca imaginado por nuestros antepasados. Pero repentinamente descubrimos su extrema fragilidad, y muchos se preguntan qué sucederá mañana.
Para calmar su inquietud, algunos consultan a los astrólogos o a los videntes, ¡cuyas predicciones son tan fantasiosas!
No busquemos las respuestas a nuestras preguntas en estos ámbitos, pues son cosas peligrosas contra las cuales Dios nos advierte seriamente (Deuteronomio 18:10-12).
Todo lo que debemos saber sobre el futuro está en la Biblia. Ella es fiable; muchas de sus predicciones ya se cumplieron, por ejemplo, la sucesión de los grandes imperios de la historia antigua (Daniel 2). También anunció con precisión, varios siglos de antemano, el nacimiento de Jesús.
Dios no deja dudas sobre el futuro de nuestro planeta, el cual, contaminado por el pecado, desaparecerá un día (2 Pedro 3:10). Lo maravilloso es que preparó un lugar seguro y eterno en el cielo para los que quieren ponerse al abrigo del juicio, los que aceptan la gracia divina por medio de la fe en “Jesús, quien nos libra de la ira venidera” (1 Tesalonicenses 1:10).
Isaías 43 – Marcos 5:1-20 – Salmo 50:7-15 – Proverbios 14:23-24