A menudo tenemos miedos. Y estos miedos serían justificados si estuviéramos solos, abandonados a nuestra suerte en un mundo cada vez más difícil. Pero los que confiamos en Dios nunca estamos solos, aunque su presencia sea invisible. Él ha prometido acompañarnos y protegernos siempre y en todo lugar. Muchos versículos de la Biblia dan testimonio de ello, he aquí algunos:
“No temas, porque yo te redimí; te puse nombre, mío eres tú” (Isaías 43:1).
“No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré” (Isaías 41:10).
“Yo el Señor soy tu Dios, quien te sostiene de tu mano derecha, y te dice: No temas, yo te ayudo” (Isaías 41:13).
“Él dijo: No te desampararé, ni te dejaré” (Hebreos 13:5).
“Quédate conmigo, no temas; quien buscare mi vida, buscará también la tuya; pues conmigo estarás a salvo” (1 Samuel 22:23).
“(El Señor) le halló en tierra de desierto, y en yermo de horrible soledad; lo trajo alrededor, lo instruyó, lo guardó como a la niña de su ojo. Como el águila que excita su nidada, revolotea sobre sus pollos, extiende sus alas, los toma, los lleva sobre sus plumas, el Señor solo le guió” (Deuteronomio 32:10-12).
Sean cuales sean las dificultades, confiemos en él y aprendamos a decir, y sobre todo a experimentar: “El Señor es mi ayudador; no temeré” (Hebreos 13:6).
Oseas 9-10 – Filipenses 1 – Salmo 107:17-22 – Proverbios 24:5-6