La Buena Semilla: Domingo 28 Septiembre
Domingo
28
Septiembre
Y le presentaban (a Jesús) niños para que los tocase… Y tomándolos en los brazos, poniendo las manos sobre ellos, los bendecía.
Marcos 10:13, 16
Los gestos de compasión de Jesús

Podemos ver sin ser vistos, oír sin ser oídos, pero no podemos tocar sin ser tocados. El tacto es el sentido que mejor expresa las relaciones humanas en su cercanía y los unos con los otros. El tacto es lo primero que manifestamos cuando nace un niño, y los niños pequeños se toman a menudo en los brazos. El tacto es probablemente el último sentido en desaparecer. Lo usamos de forma espontánea en circunstancias emocionantes.

Los evangelios registran varias ocasiones en las que Jesús tocó a la gente. Es un testimonio muy elocuente de su humanidad. Este gesto expresa su compasión y su amor. Tocó a un leproso para sanarlo (Lucas 5:13); la mujer que tocó el borde de su manto quedó curada de una hemorragia (Lucas 8:44). Tomó en sus brazos a los niños que le traían, puso las manos sobre ellos y los bendijo (Marcos 10:16). También tocó a sus asustados discípulos para tranquilizarlos (Mateo 17:6-7), y los invitó a tocarlo para convencerlos de su resurrección (Lucas 24:39).

En el momento del arresto de Jesús, un discípulo hirió a Malco, el siervo del sumo sacerdote, y le cortó la oreja. Pero Jesús tocó la oreja herida y curó al hombre (Lucas 22:51). Reparó el daño causado por la impetuosidad de su discípulo y se mostró amable con este siervo, cuyo nombre aparece en la Biblia. No sabemos si Malco se convirtió, como resultado del gesto compasivo de Jesús, pero vemos la inmensa gracia del Señor en favor de uno de sus enemigos, enviado para arrestarlo.

Oseas 13-14 – Filipenses 3 – Salmo 107:33-43 – Proverbios 24:8-9