La Buena Semilla: Domingo 21 Septiembre
Domingo
21
Septiembre
Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo.
Lucas 10:27
Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos.
Juan 15:13
El buen samaritano
Leer Lucas 10:30-37

En esta hermosa parábola, el desdichado viajero, despojado y dejado medio muerto, representa al hombre que cayó en manos de Satanás. En el sacerdote y el levita que pasan cerca de él vemos las vanas ayudas de la religión formal. Pero en el samaritano caritativo reconocemos al Salvador que se inclinó hacia la miseria del hombre para rescatarlo de su destino desesperado. Jesús contó esta historia para llevar a su interlocutor a hallar la respuesta a su pregunta: “¿Y quién es mi prójimo?” (Lucas 10:29). La respuesta surge de forma natural: mi prójimo es el que me ha mostrado misericordia (v. 37).

Nuestro prójimo es primeramente Jesucristo mismo: ¡él se acercó a nosotros! Las personas de buena voluntad se esfuerzan por amar a sus semejantes y creen que así obedecen el mandamiento de Dios. Pero debido a nuestra naturaleza pecaminosa, a menudo somos incapaces de amar desinteresada y fielmente. Solo uno pudo hacerlo, ¡Jesús! Él vino del cielo para mostrarnos su amor, y dio su vida para salvarnos. ¿Qué mayor prueba podría darnos?

Jesús ya no está personalmente en la tierra, pero sigue tendiendo la mano a cada ser humano para curar sus heridas morales. Da la vida eterna a los que la aceptan, y les da la capacidad para imitar su abnegación y compasión. Jesús concluyó su diálogo diciendo: “Ve, y haz tú lo mismo”. Todo se basa en la obra de Cristo. “De las misericordias del Señor haré memoria, de las alabanzas del Señor, conforme a todo lo que el Señor nos ha dado” (Isaías 63:7).

2 Crónicas 36 – 2 Corintios 10 – Salmo 106:28-31 – Proverbios 23:24-25