La Buena Semilla: Sábado 20 Septiembre
Sábado
20
Septiembre
Ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.
Gálatas 2:20
Epicúreos y estoicos

Durante su estancia en Atenas, el apóstol Pablo se enfrentó a las dos principales escuelas filosóficas de la época: los epicúreos y los estoicos.

En nuestra época, diversas corrientes de pensamiento también nos influencian. Algunas personas viven la «buena vida», y dicen: “Comamos y bebamos, porque mañana moriremos” (Isaías 22:13). Otros aceptan las circunstancias de la vida tal como vienen. Piensan que es necesario mantenerse firme cuando las cosas se complican, y contar con la estrella de la buena suerte el resto del tiempo. Para unos como para otros, Dios está ausente de sus vidas.

Pablo presenta otra forma de vivir: vivir con Dios. Todos dependemos totalmente de él para nuestra vida terrenal, seamos conscientes de ello o no. Dios “da a todos vida y aliento y todas las cosas” (Hechos 17:25). Pero él quiere más que esto para nosotros, desea que participemos de su felicidad. Quiere que nuestras motivaciones en la vida estén acordes con lo que él es: amor, verdad, luz… Para ello envió a su Hijo Jesucristo a la tierra, modelo de vida perfecta: en él Dios halló su complacencia. Pero vivir sin él es ir al castigo eterno.

Jesús no vino a condenarnos. Él quiere salvar a los que se arrepienten de la vida que han llevado sin Dios, a los que creen en él para tener la vida eterna. Una vida que les permita experimentar que “ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí” (Gálatas 2:20), es decir, una vida sobria, una vida de fe –a veces en situaciones difíciles–, una vida feliz con Jesús.

2 Crónicas 35 – 2 Corintios 9 – Salmo 106:24-27 – Proverbios 23:23