Verdad es lo que oí… pero yo no lo creía, hasta que he venido, y mis ojos han visto.
(Job dijo a Dios:) De oídas te había oído; mas ahora mis ojos te ven.
– En su país, una reina escuchó hablar de la gloria y la sabiduría del rey Salomón, quien es una imagen de Jesús, el Rey de gloria (Salmo 24:8-10). Ella no podía creer las extraordinarias historias que le contaron, así que decidió ir personalmente a ver a Salomón. Regresó asombrada, diciendo que no le habían contado ni la mitad: ¡Salomón superaba todo lo que había imaginado!
– El patriarca Job creía en Dios, pero las grandes pruebas que atravesó lo llevaron a hacerse ideas falsas sobre Dios. Al final del libro Dios se reveló a Job a través de los esplendores de la creación. Job también concluyó: “De oídas te había oído; mas ahora mis ojos te ven”. Y reconoció la infinita grandeza de Dios…
– Felipe halló a Jesús y se lo contó a Natanael. Le dijo que había encontrado al tan esperado Mesías. Natanael parecía desconfiado, pero Felipe insistió: “Ven y ve” (Juan 1:46). Natanael aceptó y fue a ver a Jesús para comprobarlo por sí mismo. Inmediatamente reconoció a Jesús como el Hijo de Dios, el Rey de Israel (Juan 1:49).
¿Ha oído hablar de Jesús, y desconfía, como la reina de Sabá, o Natanael? ¿Tiene ideas falsas sobre Dios, como Job? Entonces, venga y compruébelo usted mismo. Lea los evangelios, pídale que se le revele tal como él es realmente. ¡Se convencerá, y también verá que Jesús supera todo lo que usted ha oído acerca de él!