Decir que un acontecimiento es providencial es reconocerlo como oportuno e inesperado. Un cristiano verá la acción de Dios donde otros ven el efecto del azar. Dios dirige soberanamente, con autoridad, sabiduría y amor, todas las circunstancias por las que pasan sus criaturas.
La Biblia nunca utiliza la palabra «providencia», ella afirma que Dios vela sobre los seres humanos. Estos siempre se preguntan por la acción de Dios en el mundo, por la manera como provee para sus necesidades y las de sus demás criaturas. El cristiano sabe que las circunstancias no son accidentales en la vida de una persona; conoce que Dios mismo las dirige o permite. “¿Quién será aquel que diga que sucedió algo que el Señor no mandó?” (Lamentaciones 3:37).
Dios ama a cada individuo personalmente y cuida de él mostrándole su gracia y su bondad. ¡Desea atraernos a él! El creyente que pone su confianza en Jesucristo sabe que toda su vida está dirigida por Dios, quien lo ama y desea hacerle el bien. Sabe que es uno de los “que conforme a su propósito son llamados” (Romanos 8:28), aunque sienta que su amor por Dios es muy débil.
“Alégrense todos los que en ti confían; den voces de júbilo para siempre, porque tú los defiendes; en ti se regocijen los que aman tu nombre. Porque tú, oh Señor, bendecirás al justo; como con un escudo lo rodearás de tu favor” (Salmo 5:11-12).
2 Crónicas 19 – 1 Corintios 11:1-22 – Salmo 103:6-12 – Proverbios 22:17-19