– “El Señor es bueno”. Las circunstancias de nuestra vida pueden ser más o menos buenas. Sin embargo, conviene saber que nuestro Dios siempre es bueno. “Bueno eres tú, y bienhechor” (Salmo 119:68). Él nos ama, y todo lo que permite en nuestras vidas proviene de su corazón amoroso; siempre actúa según sus planes. Desde una prisión romana, el apóstol Pablo escribió: “Regocijaos en el Señor siempre” (Filipenses 4:4). No siempre podemos alegrarnos por lo que nos sucede, pero siempre podemos hallar nuestro gozo en el Señor, “porque él es bueno” (Salmo 107:1).
– “Fortaleza en el día de la angustia”. Para el creyente, el Señor lo protege y lo consuela. Siempre cumple sus promesas. Es como un refugio en el día de la angustia para los que ponen su confianza en él. Cuando están angustiados, o envueltos en situaciones difíciles, hallan descanso y seguridad en él.
– “Conoce a los que en él confían”. ¡Qué bueno es saber que Dios nos conoce! No solo conoce nuestro nombre (Juan 10:3), sino incluso el número de nuestros cabellos (Lucas 12:7). Dios conoce a aquellos por los que Jesús dio su vida y a los que llama sus ovejas (Juan 10:14-15). ¡Qué conocimiento tan perfecto e íntimo!
¿Sabemos refugiarnos en el Señor cuando estamos angustiados?
“El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente. Diré yo al Señor: Esperanza mía, y castillo mío; mi Dios, en quien confiaré” (Salmo 91:1-2).
Malaquías 2 – Apocalipsis 21:15-27 – Salmo 149 – Proverbios 31:10-24