Blaise Pascal (1623-1662), célebre matemático y filósofo, estuvo inquieto y turbado durante mucho tiempo. Buscaba la paz con Dios, y la halló mediante la lectura de la Biblia.
En su obra titulada “Pensamientos” explica sobre qué fundamento están establecidas sus certezas y su profundo gozo. Da el firme testimonio de un hombre redimido por la gracia de Dios, por la obra de Cristo, y que espera en paz la eternidad: “Tiendo los brazos a mi Libertador (Jesús) quien, habiendo sido anunciado durante cuatro mil años, vino a la tierra a sufrir y a morir por mí, en los tiempos y en las circunstancias predichas. Por su gracia espero la muerte en paz, con la esperanza de estar eternamente unido a él; vivo gozoso, sea disfrutando de los bienes que le place darme, o en los males que me envía para mi bien, y que por medio de su ejemplo me ha enseñado a soportar”.
Pascal cita con convicción las Santas Escrituras para que todos los que dudan, y aún más los indiferentes e incrédulos, sean iluminados por la Palabra divina. Con seis palabras subraya la inspiración de las Escrituras: “Solo Dios habla bien de Dios”. Y añade: “No conocemos a Dios sino por Jesucristo. Sin este Mediador se pierde toda comunicación con Dios… Sin la Escritura, que solo tiene por objeto a Jesucristo, no conocemos nada y no vemos nada más que oscuridad y confusión en la naturaleza de Dios y en nuestra propia naturaleza”.
“Recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas” (Santiago 1:21).
Levítico 24 – Efesios 3 – Salmo 71:1-6 – Proverbios 17:9-10