La Buena Semilla: Miércoles 3 Diciembre
Miércoles
3
Diciembre
Yo sé que mi Redentor vive… Y mis ojos lo verán, y no otro.
Job 19:25, 27
Mi Redentor vive (1)

Job había perdido todo: familia, riqueza, salud. “¡Oh, vosotros mis amigos, tened compasión de mí!”. Después de estas conmovedoras palabras, también expresó un deseo: “¡Que mis palabras fuesen escritas!… Que con cincel de hierro y con plomo fuesen esculpidas en piedra para siempre” (Job 19:21-24). Su oración fue respondida: miles de años después seguimos leyendo sus palabras.

Pero, ¿qué quería escribir Job para siempre? ¿Sus sufrimientos? Quizá, pero también su certeza: “¡Yo sé que mi Redentor vive!”. Job tenía una fe que le permitía ver y saber que su Redentor, el que había salvado su alma, estaba vivo en el cielo. Incluso vio más allá: “Al fin”, dijo, “se levantará sobre el polvo” (véase también Isaías 48:12). Job, este personaje del Antiguo Testamento, no conoció a Jesucristo en persona, pero hoy sabemos que él es su Redentor y nuestro Redentor. Él vino a la tierra, anduvo en ella y volverá para establecer su reino en ella. “Y se afirmarán sus pies en aquel día sobre el monte de los Olivos, que está en frente de Jerusalén al oriente” (Zacarías 14:4).

Job también había preguntado: “Si el hombre muriere, ¿volverá a vivir?” (Job 14:14). Él mismo respondió a su pregunta: “Después de deshecha esta mi piel”, lo que designa la muerte, “en mi carne he de ver a Dios”, lo que implica que resucitará. E insiste sobre el hecho de que se trata de un encuentro personal: “Mis ojos lo verán, y no otro” (Job 19:26-27). Esta seguridad le dio la paz y la fuerza para superar las pruebas que lo abrumaban.

(continuará los próximos miércoles)

Job 41 – Santiago 2 – Salmo 136:23-26 – Proverbios 29:3-4