Desde hace más de diez años Charlotte recibe el calendario la Buena Semilla. Una cristiana se lo envía todos los años. Charlotte siempre la llama para agradecer el envío y afirmarle que el calendario le es útil y que lo aprecia mucho.
¿Útil? ¡Claro que sí! Charlotte lo cuelga en su cocina desde el primero de enero. Le gusta tener la fecha en letras grandes y visibles. Todas las mañanas lo pone en la fecha correcta, pero no lee el texto bíblico. Esos versículos le parecen un poco complicados y piensa que no le conciernen. Durante diez años ha descuidado esta voz de Dios que se dirigía a ella con bondad.
Por ejemplo, Charlotte hubiese podido leer:
“Dios es luz… Dios es amor” (1 Juan 1:5; 4:8).
“Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia” (Jeremías 31:3).
“Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa” (Hechos 16:31).
Otros versículos requieren más reflexión. ¡Pero cuidado! Si de antemano decidimos que el mensaje de Dios no nos concierne, estamos privándonos de una gran bendición. Es lo opuesto a la fe. En efecto, “la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios” (Romanos 10:17).
Tenga una nueva experiencia. Lea el pasaje bíblico de la próxima hoja pidiendo a Dios que abra su corazón, su conciencia, su inteligencia, para comprender lo que le dice por medio de su Palabra. Descubrirá que hay un claro mensaje precisamente para usted.
Génesis 38 – Mateo 22:1-22 – Salmo 19:1-6 – Proverbios 7:1-5