La Vía Láctea dibuja un gran arco blanco por encima de nuestras cabezas. Incluso a simple vista, en un día despejado, podemos ver un encadenamiento de estrellas y nebulosas de intensidad diferente: esa es la galaxia a la cual pertenecemos. Los billones de estrellas que la componen se unen en forma de un enorme disco y giran, se nos dice, alrededor de un punto central, como la tierra alrededor del sol. Ese inmenso universo da testimonio del Dios creador, de su poder y de su sabiduría.
¿Ha comprendido usted que el autor de ese prodigioso universo se ocupa también de una criatura tan pequeña como el ser humano? Sin embargo, ¡los hombres han dado a Dios todas las razones para no interesarse en ellos! No obstante, él continúa mostrándoles su amor; no quiere condenarlos, sino más bien salvarlos.
Confíe en el Creador, el será su Salvador.
Jeremías 1 – Lucas 11:1-28 – Salmo 89:7-14 – Proverbios 20:10-11