“¡Me gané el premio mayor de la lotería! ”, exclama usted. Y ya se cree rico. Pues escuche lo que Jesucristo nos dice a todos, ricos y pobres: “¿Qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? (Mateo 16:26).
Las verdaderas riquezas, que son eternas, no se pueden obtener con el dinero. Pero lo que usted no puede adquirir mediante el dinero, Dios se lo ofrece gratuitamente.
En este mundo, con el dinero usted puede:
– adquirir placeres pasajeros, pero no la paz ni la felicidad,
– comprar un seguro de vida terrenal, pero no para la vida eterna,
– obtener una alta posición en este mundo, pero no en el cielo…
Sin embargo, lo que nadie puede conseguir por medio de su trabajo ni con el dinero, Dios se lo ofrece.
– La paz, la reconciliación con él y la verdadera felicidad. Jesús hizo ”la paz mediante la sangre de su cruz“ (Colosenses 1:20). ”Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo… tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios“ (Romanos 5:1-2).
– La vida eterna: ”Vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios… tenéis vida eterna“ (1 Juan 5:13).
– Un lugar en el cielo: ”Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis“ (Juan 14:3).
Todo esto es gratuito porque Jesús pagó el precio.
1 Reyes 5 – Marcos 8:1-21 – Salmo 53 – Proverbios 14:35