Durante una excursión, unos jóvenes charlaban alegremente en una terraza. Una mujer con apariencia un tanto bohemia pasó por allí, y enseguida uno de los jóvenes la interpeló: “¿Puede predecirnos el futuro?”.
Aunque le sorprendió la pregunta, la mujer les respondió: “¡Por supuesto! Vuelvo enseguida”. Cuando volvió, los jóvenes la rodearon para escuchar lo que les diría.
“Me pidieron que les predijera el futuro… Puedo hacerlo por medio de este libro, sin engañarlos”, dijo mostrándoles una Biblia.
“Primero les voy a decir quiénes son ustedes ante Dios”. Entonces abrió la Biblia y leyó en Romanos capítulo 3:
– “No hay justo, ni aun uno”;
– “No hay quien entienda, no hay quien busque a Dios”.
– “Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles”;
– “No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno”.
La mujer continuó: Este es su futuro: hay dos posibilidades:
– “El que cree en el Hijo (de Dios) tiene vida eterna” (Juan 3:36).
– “El que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios” (Juan 3:18).
Cuando terminó de leer, hubo un profundo silencio; luego la mujer se fue. Los jóvenes habían escuchado la Palabra de Dios, ahora debían tomar una decisión.
1 Reyes 1:28-53 – Marcos 5:21-43 – Salmo 50:16-23 – Proverbios 14:25-26