El mundo se acabará, pero ¿cuándo? La Palabra de Dios no nos da una fecha precisa, pero nos da señales claras sobre las características de los últimos tiempos. La primera es el aumento del mal: “Habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno” (2 Timoteo 3:2-3). “Mas los malos hombres y los engañadores irán de mal en peor” (2 Timoteo 3:13). Otra característica de esos tiempos difíciles es el desarrollo de sectas perniciosas, del espiritismo y la práctica del ocultismo: la gente escuchará espíritus engañadores y doctrinas de demonios; será engañada por la hipocresía de mentirosos (1 Timoteo 4:1-2).
Quizás alguien diga que la humanidad ya vivió una decadencia moral y una violencia de este tipo. Pero la diferencia es que en otro tiempo todo ese mal se ocultaba lo más posible, pero hoy se hace abiertamente. En los países cristianizados, hechos que antes eran prohibidos por la ley ahora son legalizados. Es lo que la Biblia llama la “apostasía”, el hecho de llamar bien lo que había sido considerado mal, tal como Dios lo había declarado.
Cristianos, la Palabra de Dios nos advierte claramente: ¡es evidente, más que nunca, que estamos en la última hora! ¡El Señor viene! Estemos preparados, moral y espiritualmente, y persuadamos a los hombres sobre la necesidad de prepararse antes del regreso de Jesucristo.
2 Samuel 18 – Hechos 8:1-25 – Salmo 26:8-12 – Proverbios 10:17-18