Una cristiana acababa de explicar ante unos estudiantes las bases del cristianismo. Al final de la charla, una de sus oyentes la interpeló:
– Lo que acaba de decir es muy interesante, pero usted tiene la mente demasiado estrecha. Estudio las religiones y he hablado con musulmanes, brahmanes, sintoístas… Todos conocen a Dios, incluso si no creen en Jesucristo. Usted insiste demasiado en Jesucristo y no admite que haya otras religiones que puedan ser tan ciertas como el cristianismo.
La cristiana le respondió: -Usted no se opone a mí, sino a lo que la Biblia, la Palabra de Dios, dice. Jesús es el que declara que nadie viene al Padre sino a través de él.
Mucho más tarde, las dos se encontraron por casualidad:
– No pude olvidar esta palabra de Jesús que usted citó: “Nadie viene al Padre, sino por mí”. Traté de encontrar todo tipo de argumentos para contradecir o anular esta afirmación, pero no pude eludir el hecho de que es una palabra de Cristo.
Cuando los cristianos afirman que Jesucristo es el único camino hacia Dios, los incrédulos les reprochan el ser demasiado exclusivos e intolerantes. Pero las fórmulas “a cada uno su verdad” o “todos los caminos conducen a Dios” solo traen confusión y duda, bajo una falsa apariencia de tolerancia y de apertura.
Jesús es el único camino de salvación porque solo él pagó el precio por nuestros pecados. Ninguna religión humana ofrece esta redención total que solo Jesucristo puede dar.
1 Samuel 1 – Mateo 5:1-20 – Salmo 4:1-3 – Proverbios 1:24-33