En el capítulo 6 de su carta a los Romanos, el apóstol Pablo da esta enseñanza sobre el bautismo cristiano, en respuesta a la pregunta: “¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde?”. Su respuesta es contundente: “En ninguna manera”. Y la sustenta en cuatro puntos:
– Es incompatible con el hecho de que estamos identificados con Cristo (Romanos 6:1-11).
– Pecar ya no es inevitable, pues el poder del pecado ha sido vencido por la gracia (v. 12-14).
– No debemos tolerar el pecado en nuestras vidas, porque se convertirá en nuestro amo (v. 15-19).
– Practicar el pecado lleva a la muerte (v. 20-23).
Así, el bautismo es la señal de que hemos sido identificados con Jesús en su muerte, para que podamos vivir una vida nueva. Como cristianos, hemos muerto a nuestra antigua manera de vida egocéntrica, a nuestras mentiras y codicias de todo tipo… Todo ello fue sepultado con Cristo. Esto es lo que Dios declara, y ahora somos exhortados a vivir esta nueva condición: “Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús” (Romanos 6:11). Sí, ahora somos invitados a considerarnos de una manera nueva
1 Crónicas 2 – Lucas 7:24-50 – Salmo 86:1-6 – Proverbios 19:24-25