La Buena Semilla: Lunes 3 Julio
Lunes
3
Julio
Ejercítate para la piedad; porque el ejercicio corporal para poco es provechoso, pero la piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa de esta vida presente, y de la venidera.
1 Timoteo 4:7-8
La piedad es una disciplina

Nadie discute la utilidad de un estilo de vida saludable: comer con moderación, dormir un número determinado de horas, hacer ejercicio físico con regularidad, aunque solo sea caminar. Es necesario cuidar nuestro cuerpo.

Pero es aún más provechoso practicar la piedad, como se ejercita un deporte, porque es cuidar la buena salud del alma. La piedad es una relación con Dios, una vida de fe, alimentada por la lectura de la Biblia y la oración. Cultivar esta relación requiere un esfuerzo constante, una disciplina diaria. El término griego traducido aquí como “ejercicio” dio origen a la palabra gimnasia.

El deportista tiene un objetivo y hace todo lo posible para lograrlo. Vive con sobriedad, se entrena regularmente. Es decidido y respeta las reglas. Deja en el vestuario lo que podría estorbarle.

Así, el cristiano que quiere agradar al Señor debe desarrollar varias cualidades: energía espiritual, abnegación, sumisión a la voluntad divina y sentido de su misión. Tiene los ojos fijos en Cristo, la meta de su vida. Tiene un objetivo único y conoce sus prioridades. El apóstol Pablo es un excelente ejemplo de ello: “Una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús” (Filipenses 3:13-14).

“¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis” (1 Corintios 9:24).

Daniel 5 – 1 Juan 4 – Salmo 78:40-55 – Proverbios 18:16-17